La Asociación Nicaragüense para la Defensa de los Derechos Humanos (ASONIDEFEHU – Costa Rica), tiene el agrado de iniciar una nueva etapa de su Boletín Informativo y de poner en sus manos esta primera edición correspondiente al ciclo 2021.
Quisiéramos que el hecho de estar nuevamente en contacto usted, apreciado lector, representara una acción llena de alegría y esperanza alrededor de la situación de los derechos humanos en Nicaragua, pero lamentablemente no es así.
A lo largo de los últimos meses, el régimen Ortega Murillo del Estado de Nicaragua ha continuado demoliendo lo poco de institucionalidad que quedaba en el país y violando los más elementales derechos humanos de la población nicaragüense, escudándose en una legalidad espuria, hecha a la medida de las acciones represivas por el mismo régimen.
Si bien el año 2018 evidenció la esencia más inhumana y brutal del régimen de los Ortega Murillo, con un saldo de más de 700 muertos, miles de heridos, centenares de prisioneros y miles de exiliados, en 2020 y 2021 la dictadura consolidó el camino de la usurpación del poder con la creación de nuevas leyes encaminadas a garantizar, descaradamente, el fraude electoral en los comicios de 2021.
Desde la probación de esas leyes represivas hasta el día de hoy, el régimen Ortega Murillo, con cada de sus acciones, se ha empeñado en llevar al fracaso las legítimas aspiraciones de los nicaragüenses de alcanzar un cambio pacífico a través de un proceso electoral libre, justo y transparente, enterrando así y de una vez por todas dichas aspiraciones.
La escalada de represión del régimen criminal Ortega-Murillo de los últimos días, también se lleva a cabo criminalizando a los periodistas independientes, con la clara intención de impedir su labor de denuncia de los abusos del régimen, además del secuestro o detención inconstitucional de la mayoría de los precandidatos presidenciales, que viola sus derechos humanos, así como principios de convenios internacionales. Estas acciones reflejan el miedo de Daniel Ortega de enfrentar al pueblo en unas elecciones libres. Por ello, también se ha opuesto y ha incumplido, en su totalidad, la Resolución de la Asamblea General de la OEA, de octubre de 2020. Sobre el reclamo y sanción de este incumplimiento, existe un silencio decepcionante y preocupante.
Es de vital importancia advertir, que debido a la completa ausencia de condiciones para un proceso electoral transparente, justo y verdaderamente libre, existe la posibilidad real de que el pueblo nicaragüense, al ver frustrado su deseo de remover pacíficamente y por la vía del voto a la dictadura Ortega-Murillo, desate sobre Costa Rica, el resto de Centroamérica, y Estados Unidos, la amenaza de una nueva oleada migratoria -sin precedentes-, a causa de la represión del régimen, y de la profundización de la seria crisis económica, de corrupción, y de violaciones graves a los derechos humanos, que ya golpea a la amplia mayoría de los nicaragüenses.
Esta masiva migración, tal como ha sido el caso de las oleadas migratorias desde Honduras, podría alentarse y tener financiamiento de parte de enemigos extrarregionales de Estados Unidos (Rusia-Irán-China), a través de sus operadores políticos y militares en Venezuela, Cuba, y Nicaragua.
A pesar de un panorama tan desalentador y ante una comunidad internacional que de ve en cuando alza su voz, ayuna de acciones, nuestro organismo se mantiene vigilante y comprometido con la causa de los derechos humanos de los nicaragüenses, dentro y fuera del país.